QUE HERMOSA ERES PRINCESA.
¡Qué hermosos son tus pies
en las sandalias, princesa!
Las curvas de tus caderas
son como adornos de oro fino
hechos por manos expertas.
Tu ombligo es una copa redonda
Tu ombligo es una copa redonda
donde no falta el buen vino;
tu vientre es una pila de trigo
rodeada de rosas.
Tus pechos son dos gacelas,
dos gacelas mellizas.
Tu cuello es una torre de marfil;
tus ojos son dos estanques
en la ciudad.
Tu cabeza, sobre tu cuerpo,
es como el monte Carmelo;e
hilos de púrpura son tus cabellos:
Amor mío, mujer encantadora,
¡qué bella, qué hermosa eres!
Tu porte es el porte de una palmera;
tus pechos son como racimos.
Yo pienso subir a la palmera
y adueñarme de sus racimos.
Tus pechos serán entonces
como racimos de uvas;
tu aliento, perfume de manzanas;
tu paladar, como el buen vino
que resbala suavemente
por los labios y los dientes.
¡un rey está preso entre sus rizos!
Excelente y delicado verso, Miguel Ángel.
ResponderEliminarMuy bonito.
Me gusta.
Excelente y delicado verso, Miguel Ángel.
ResponderEliminarMuy bonito.
Me gusta.
Gracias, Vicente. Un fortísimo abrazo
EliminarHermosa delicadeza la emanada
ResponderEliminarde los labios de tus dedos,
dedos que forman una fuente de chorlito
que satisface la sed de racional belleza
Muchas gracias, Casi es más bello tu comentario sobre el poema, que el poema en sí.
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