lunes, 16 de marzo de 2015

DESDE MI CALLE


REFLEXIONES:
LAS PERSONAS Y LA NOVEDAD


Qué curioso es el ser humano: se pasa la vida tratando de cambiar y mejorar todas las cosas que usa...  pero es terriblemente inmovilista consigo mismo:  Cambiarse, mejorarse, corregirse, aprovechar mejor los propios recursos... es algo que no procuramos tanto.

No siempre hemos sido partidarios de los cambios. Fijaos en esta definición de novedad recogida en un Diccionario: !Cosa nueva y no acostumbrada. Suele ser peligrosa por suponer cambio de lo antiguo!.

¿Y acaso no se suele decir no hay novedad como sinónimo de que todo está bien?
¿Y no dice también un refrán que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer?

 Pero en estos tiempos nuestros resulta que si algo es nuevo, ya por eso merece la pena. Las cosas no valen por ser buenas, sino por estar "recién" fabricadas.

Un político no debe resolver los problemas, debe "cambiar" lo que sea.

Una película hay que verla, o un disco hay que comprarlo porque "es lo último".

Y si hablamos de "cacharros", la cosa llega a ser ridícula. Si te has comprado un ordenador, o un móvil o una tablet el año pasado, puedes estar seguro de que ya tienes una verdadera pieza de museo. Porque ya ha salido uno nuevo (o está a punto de salir) que te da acceso libre a la nube, que tiene pantalla curva y reflejos azulados que son buenísimos para la vista, que detecta y elimina los virus solito, sin preguntarte, y con un disco duro de 1000 Gigas, para que te quepa la próxima nueva versión de Windows. El nuevo modelo tiene un teclado con "reposamanos bicónico", pantalla telescópica, doble servicio cruzado para Internet, memoria de intracolágeno ecológico, ratón de polietileno reversible, y sistema de apagado automático cuando le dices "corta y desenchufa".
     
Hay veces que inventamos más de prisa las cosas que las palabras. Y entonces, al dentífrico que ayer tenía flúor, ahora tiene biflúor, mañana tendrá triflúor, y pasado euroflúor refrescante con sabor de melones salvajes... aunque sea la mismísima pasta de dientes y te los deje exactamente igual que siempre.

El caso es cambiar. Si no plantan encima de cualquier producto la etiqueta de "nuevo", parece que no se vende.  Aún tendremos que ver anuncios que nos ofrezcan bebés con supervesícula de doble capacidad, articulaciones irrompibles, riñones con ultrafiltro de orina reciclable, y cerebros de cociente máximo garantizado.
Cambiar, mejorar, inventar, renovar... Cambiará uno de peinado, de modelo de ropa interior, de corazón, se estirará la piel, se recortará las orejas, se pondrá un ombligo esférico con un chip que le tome la tensión y el nivel de colesterol, pero... 
Pero el ser humano sigue estando aburrido, sigue teniendo el corazón sediento de felicidad, sigue sufriendo en sus relaciones amorosas, sigue echando de menos una familia estable y compenetrada, sigue siendo egoísta e insolidario, se deja llevar por lo más fácil, tiene cada vez más caprichos, necesita cada vez más cosas, está cada vez más estresado, se siente frustrado por no triunfar de manera automática sin sacrificios, sudor y esfuerzo, aparenta delante de los demás lo que no es... Sigue viviendo en un mundo lleno de injusticias, prejuicios, desigualdades, derroche de recursos naturales, individualismo... Esto no tiene nada de nuevo. 
Y si el jersey o la falda son del año pasado ya no valen, y hay que conseguir otro nuevo cuanto antes. Pero parece que no le hacemos ascos a llevar el interior lleno de óxido, chatarra y malos olores, a seguir con nuestras mismas manías, defectos, obsesiones, ideas fijas, costumbres dañinas, vulgaridad, mediocridad, cansancio y rutina...
Estamos dispuestos a cambiar lo que sea... menos a nosotros mismos.
¿Qué tal si estrenamos alguna Viagra que ‘levante’ nuestra desgana a la hora de comprometernos en ayudar a cualquiera que nos pueda estar necesitando?¿Qué tal si nos instalamos algún zumbador electrónico que nos avise cuando estamos gastando nuestro dinero en cosas innecesarias, o estamos desperdiciando papel, luz, agua, teléfono, tiempo, energías...?
¿Por qué no buscarnos un móvil que nos permita estar continuamente en contacto con nuestro propio interior.¿Qué tal si llevásemos presintonizadas las palabras: gracias, perdón, cuenta conmigo, te lo regalo, te quiero... para que saliesen más fácilmente de nuestros labios?
¿Qué voy a intentar, qué va a ser en mi lo nuevo?
DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.

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