DESDE MI CALLE

CABECERAS LISTAS ELECTORALES


Año de elecciones, año cargado de una serie larga y constante de sensaciones que surgen ante el comentario de una lista, ante las renuncias de algunos aspirantes, las tensiones creadas o ambientes desatados, porque de todo hay y de todo se puede esperar. 

Las cabeceras de listas son motivo de las sonrisas más discretas y de los silencios más elocuentes. Cada lista es una apuesta en cuyo desarrollo estamos todos comprometidos. Resulta curioso observar, en muchos comentarios, cómo junto a la formación sale a la luz la edad de los aspirantes, un valor básico y fundamental. Cuántas veces repasando nuestro propio calendario somos capaces de reconocer aquellas caídas de lejanos tiempos en los que el impulso rápido y decidido nos llevó no solo a una pública tontería, sino, a veces, a una auténtica tropelía con las consabidas connotaciones según el nivel de la administración en la que se comete. 

Junto a los matices, hay situaciones realmente escandalosas como la duplicidad de cargos, bastante frecuente, lo que me hace recordar aquel magnífico manifiesto de 1932 donde se recogía: "Un hombre, un voto y un cargo", a lo que hoy debería añadirse "con toda ejemplaridad y dedicación". Dejando, por supuesto, toda esa gigantesca gama de gabelas que dan lugar a este choriceo escandaloso que tan poco dice de nuestro civismo. 

Y al fin están los programas, auténtica referencia práctica de lo que podemos esperar de tanto minifundio político del que vamos a "disfrutar" en los tres niveles de la administración a lo largo de este añ0.

DESDE MI CALLE, que sin ninguna aspiración por "disfrutar" de un cargo público, considero sigue siendo la calle de todos.