miércoles, 13 de mayo de 2015

DESDE MI CALLE






NO DEJEMOS QUE NOS ENGATUSEN EN CAMPAÑA ELECTORAL


Ya estamos en plena campaña electoral. Durará hasta las 24.00 horas del próximo día 22. ¿De verdad solo hasta entonces? Pues, no. Visto lo visto, y lo que vendrá, seguiremos así por los siglos de los siglos, o, al menos, hasta que lleguen las catalanas y después las generales, dicen que en noviembre, aunque la última palabra la tiene Rajoy y ya se sabe que este hombre siempre hace lo que Dios manda, o sea, que habrá que consultar con las Alturas. 

Lo de la duración, desarrollo y condiciones de las campañas deberían revisarlo. ¿Tienen sentido, ¿sirven para algo?, ¿están justificados los gastos, las descalificaciones, los insultos?, ¿es lógico y razonable que no sepamos todavía si va a haber debates, esa confrontación de ideas y posiciones que podría abrir muchos ojos y aclararle bastantes dudas a los ciudadanos? Hay, claro, innumerables preguntas más. A mí me inquieta especialmente una: ¿es de recibo que, durante las campañas, y también en las precampañas, los altos cargos dediquen más tiempo y esfuerzo a los mítines que a las obligaciones de sus respectivos puestos? Si uno es alcalde y hasta que sea reelegido o relevado cobra por ello, ¿por qué no dedicar todo su horario laboral a su ayuntamiento? Si uno es presidente de Diputación, y cobra por ello, ¿no es un fraude a la ciudadanía emplear horas y horas en actividades electorales? Si uno es máximo regidor de un Gobierno, y cobra por ello, ¿cómo no entender de dudosa ética usar coches oficiales, personal y medios para fines partidistas como son los mítines, los encuentros sectoriales, las visitas etc., etc.? Sí, sí, ya sé que lo hacen todos (o casi todos) los partidos, pero eso no me sirve de consuelo. Mal de muchos, epidemia. 

Y, para más inri, está el circo de las promesas, la farsa de unos programas que, como ya dijeron Tierno Galván o Jacques Chirac, por citar uno por ideología, están hechos para no cumplirlos. Lo de las promesas, manda huevos, que resumiría el trilero Trillo. Tienen cuatro años, cuatro, para elaborar y aprobar (estamos en mayorías absolutas) leyes, redactar decretos, órdenes, iniciativas y resulta que lo dejan todo para el final, para cuando ya no es posible dar luz verde a nada, sino que solo pueden cacarearlo, decir que lo harán, prometer, prometer y prometer.

En fin, váyanse haciendo a la idea de que tendremos campaña al menos hasta noviembre. Y si alguno de vosotros va a algún mitin o escucha programas, promesas y demás, déjese engatusar solo lo justo. Tomen nota, guarden los apuntes y, más adelante, comprueben cuánto hubo de verdad en lo que unos y otros le dijeron. Eso si sobreviven, claro, porque lo que se avecina es muy fuerte y no todos los organismos están preparados para soportarlo.

DESDE éste RINCON de mi calle, que, aún antes y después de las elecciones, será la calle de todos.

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