jueves, 23 de julio de 2015

DESDE MI CALLE




PROBEMOS EL SILENCIO


En estos días calurosos, y largos de verano, donde la luz nos anima y eleva el espíritu; días de vacaciones, quiero dedicar éstas líneas a algo que no está precisamente de moda: EL SILENCIO.

En nuestro mundo actual hay un millar de distracciones a nuestro alcance que hace que nos cueste encontrarnos con nosotros mismos, pues casi todo nos lo dan programado.

El silencio es un encuentro con nosotros mismos, personal, que nos exige parar en nuestro quehacer diario y reflexionar sobre nuestra vida, allí donde nos encontremos, bien en nuestro trabajo, en nuestra casa, paseando por el campo, en la playa; donde nos encontremos siempre podremos destinar un momento, en silencio, para reflexionar sobre nuestra vida, si la misma tiene sentido o se ha convertido en una rutina, una rutina que, a veces, otros nos la han programado.

El silencio exige concentración y reflexión, en la soledad, fuera del mundanal ruido, fuera de las diarias obligaciones, del stres. No olvidemos, por ejemplo, que para escuchar un concierto de música, una obra de teatro, incluso una película, el silencio es fundamental.

En el silencio es donde debemos hablar con nosotros mismos; probemos en estos días de verano, de vacaciones familiares, a practicar momentos de silencio, para así ponerlo en práctica el resto de los días del año.

DESDE este RINCON DE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.

2 comentarios:

  1. Amigo Miguel Ángel, no puedo más que estar profundamente de acuerdo contigo; a veces se dice más con el "silencio" que con muchas palabras.
    Todos sabemos que en la música existe un signo musical denominado silencio; quiero decir que, en todas las piezas musicales, este signo tiene el mismo valor musical que godos los demás; a veces hay silencios tanto musicales como verbales que son maravillosos.
    Recibe un fuerte abrazo.

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