lunes, 19 de enero de 2015

DESDE MI CALLE




!CUANDO LA MIRADA ES SINCERA!




Vi a la mujer con el pañuelo sujetando sus trenzas doradas. Con las cintas que verdeaban su cuello. Con la cabeza erguida, deslumbrante, donde se hacía blancura mi noche, al contemplarla. Se abría una fina y hermosa grieta en el trémulo de sus labios. Y el hilo de oro de la sonrisa se abría paso hacia la dulzura. El puente de su mirada recorrió el camino hacia el escondido espejo de mi alma.

Desde el destemplado coro de los náufragos salió el grito de la salvación, la barca solitaria, en la marea de la soledad de las aguas. Se llenó de luz nueva, el resplandor de la tarde, y por vez primera, reflejada en sus ojos, la violeta de un beso que despertaba de un sueño.

Y comprendí, al mirarla, que tras la extensión de su presencia, todo estaba desierto.

Que la tristeza comenzaba a vivir y se hacía joven, como la flor seca que, de repente, despierta su aroma.

¡Cómo llora la memoria! ¡Cómo llora la emoción de seguir teniéndote junto a mí!
DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.

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